miércoles, 13 de junio de 2012

…jamás he amado tanto la vida

Cielo estrellado de  Vincent Van Gogh
En el acto III Mario sabe que le queda una hora para su ejecución, cuando el guarda le pregunta si desea una confesión sacerdotal este la rechaza, en cambio entrega su anillo para que el guarda entregue una carta a su amada Floria Tosca como su último adiós. Es uno de los momentos de la más alta intensidad simbólica y dramática dentro de la indagación y afirmación existencial de la Opera.

 

CAVARADOSSI
(Permanece pensativo, después,
se pone a escribir pero, después
de algunas líneas, le invaden los
recuerdos, y cesa de escribir)

(pensando)
Y brillaban las estrellas
y olía la tierra...
chirriaba la puerta del huerto
y unos pasos hacían florecer la arena...
Entraba ella fragante
y caía entre mis brazos...
¡Oh dulces besos, lánguidas caricias!
Mientras yo estremecido
las bellas formas iba desvelando...
Para siempre desvanecido
mi sueño de amor...
Ese tiempo ha acabado...

¡y voy a morir desesperado!
¡Y jamás he amado tanto la vida!