martes, 27 de noviembre de 2012

Un cuento chino

Había una vez, en la antigua China, un extraordinario pintor cuya fama atravesaba todas las fronteras.
En las vísperas del año del Gallo, un rico comerciante pensó que le gustaría tener en sus aposentos un cuadro que representase a un gallo, pintado por este fabuloso artista.
Así que se trasladó a la aldea donde vivía el pintor y le ofreció una muy generosa suma de dinero por la tarea.
El viejo pintor accedió de inmediato, pero puso como única condición que debía volver un año más tarde a buscar su pintura.
El comerciante se amargó un poco. Había soñado con tener el cuadro cuanto antes y disfrutarlo durante el año signado por dicho animal.
Pero como la fama del pintor era tan grande, decidió aceptar y volvió a su casa sin chistar.
Los meses pasaron lentamente y el comerciante aguardaba que llegase el ansiado momento de ir a buscar su cuadro. Cuando finalmente llegó el día, se levantó al alba y acudió a la aldea del pintor de inmediato. Tocó a la puerta y el artista lo recibió. Al principio no recordaba quien era.
-Vengo a buscar la pintura del gallo -le dijo el comerciante-.
-¡Ah, claro! -contestó el viejo pintor-.
Y allí mismo extendió un lienzo en blanco sobre la mesa, y ante la mirada del comerciante, con un fino pincel dibujó un gallo de un solo trazo.
Era la sencilla imagen de un gallo y, de alguna manera mágica, también encerraba la esencia de todos los gallos que existen o existieron jamás.
El comerciante se quedó boquiabierto con el resultado, pero no pudo evitar preguntarle:
-Maestro, por favor, contésteme una sola pregunta. Su talento es incuestionable, pero ¿era necesario hacerme esperar un año entero?
Entonces el artista lo invitó a pasar a la trastienda, donde se encontraba su taller.
Y allí, el ansioso comerciante pudo ver cubriendo las paredes y el piso, sobre las mesas y amontonados en enormes pilas hasta el techo, cientos y cientos de bocetos, dibujos y pinturas de gallos, el trabajo intenso de todo un año de búsqueda.
Autor desconocido
 

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Sólo para amantes - Cóctel número 3

Con este cronotopo termino esta carta tríptica de cócteles.
Este último es exclusivo para aquellos que puedan vivir una cita romántica...con todas sus consecuencias.
Nombre no lleva ya que cada cual lo bautizará de acuerdo a ese ingrediente especial que el amor les entregará en tan especial encuentro.
 
4 cl. de agua
6 cl. de oporto ruby
1 cl. de curazao azul
0.5 cl de cognac
2 cucharaditas de azúcar
Una piel de naranja
 
Se calientan todos los ingredientes hasta el primer hervor sin la piel de naranja, se deja reposar a temperatura ambiente unos tres minutos, se flambea la piel de naranja la que se agregará a una copa de martini cuando se sirva.
Bueno, ámense bastante, ojalá más de lo suficiente ja ja ja.
Hay un delicioso dolor cuando el diente brota de la encía un persistente renacer que las escamas de la alcachofa guardan en su puño en su noche y en su día todo nace de mi todas las cosas nacen de mi de este recuerdo de tu ombligo de amante donde gira el universo de las hojas en el viento y en los incansables caminos de la hormiga.
El sueño de Heráclito se adelgaza y se estira para dar las gotas puras de un arco iris a la tierra que suspira arroyos y ríos y mares que regresarán con gozo con sus ojos de cisne allá al baile blanco o al baile oscuro donde has sido mi vida.
En este amor que todavía te ama es el aliento de las olas que me acomoda entre sus infinitos granos de arena entre libélulas entre las burbujas de luces de luciérnagas y bajo las estrellas todo nace de mi todas las cosas están naciendo de mi.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Dragón azul - Cóctel número 2


Hay de HPés a HPés ja ja ja, el coprotagonista para esta publicación es el HPNOTIQ y el protagonista es el curacao azul que se confabulan y crean una maravilla del coctelario caribe: EL DRAGONAZUL !!! tal vez de los mismos parajes del UNICORNIO AZUL (de este poseo la fórmula secreta, les doy una pista, tiene una pizca de corazón y solo funciona en noches de luna llena) ja ja ja.

Me hice el propósito desde hace mucho tiempo atrás de mantener lejos y bien lejos el licor, pero apenas vengo a caer en la cuenta que no es al licor que hay que alejar sino a los amigos que no les gusta mucho mis cócteles sin alcohol, y precisamente por estas fechas cercanas a diciembre, bueno...tarea imposible, así que mejor me rindo y feliz me condeno.
Fue tu falda colgada en el vuelo de los pelícanos y alcaravanes que hizo cimbrar el bronce hasta partir la fruta azul del día y rodaran las semillas de la transparencia en el hálito de la piedra y en el canto puro de la espuma.
Entonces en el destino de la mariposa del lagarto y del paují onduló un pequeño pez entre tu abrazo y las enredaderas que trepaban por las hebras de la alegría para tocar el cielo. La piel del viento porfíó en tu pecho de novia y jugó con la palma abierta del sol desde tus pies hasta el color cerezo y deseante de todos mis besos.
Vibro con esa resonancia dorada de campana que ordena en mis oídos el camino satín de la serpiente y los círculos del águila ¿Quién sino yo, llamó a las trompetas de los ángeles para invocar la locura de tu risa, para encantar el paso leve del leopardo y hacer flotar tu sueño en los matices donde reposa el imperio de los lotos florecidos?
Tu amor me sabe a todas las únicas respuestas posibles en el orbitar y pendular de espiral centrípeta de polen y de palabra punto de apoyo de este enjambre de relámpagos que hacen de tu mundo el mío...así es como el amor respira.
 
Nota 1
La palabra coctelario no existe o no existía hasta ahora ja ja ja, se usa coctelería.
 
Nota 2
Quienes deseen saber acerca del origen del curacao azul pueden consultar en este vínculo:


jueves, 8 de noviembre de 2012

Enteógeno coctel para un vodka limón bien helado


En mi sueño psilocibino tu aroma en su curva verde de bambú toca y obliga  la superficie  de naranja en esta tarde abierta a las alas y a los sueños de las aguas del mar donde solo hay respuestas de color a todos mis sabores.

Una vez apretamos los tallos del oro y tus pies mantuvieron estos hombros en la profundidad del diamante y en los interminables ecos del sudor llamando a los pájaros que cruzaban vertiginosos una locura lúbrica de meteoros extendidos sobre el rosa y amarillo de un horizonte santo.

Cuánto añoro tu mordida en ola sobre mi cuello y tu grito de tormenta apagándose hacia el cielo en el rojo anudado de los labios al filo de las uñas de nuestro viento lujurioso.

Fueron los párpados de pasión cerrados que guardaron estruendos y truenos del corazón desde el temblor de la piel y desde la erupción de la palabra AMOR en nuestro recordado lenguaje de arena y agua.

Fue tu pelo mi tabla de salvación y tu boca la fiebre más cercana a la estrella que más brilló el día que brotaron los carmines y se dieron los naufragios. Yo tan perdido no estaba y a pesar de mis lágrimas no dejé apagar tu voz en los espesos coágulos violetas que hacían temblar las luces en cada una de las esquinas. Uno a uno oí tus versos que me hicieron crecer por encima de este dolor del mundo en su abisal desesperanza.
 
Los dioses no dan abasto zurciendo los jirones que dejan la furia de las espadas, no serán nuestras heridas las que rediman a los derrotados,  por eso sigo creyendo en uno solo de tus versos como mi himno hasta la hora final.