Según un nuevo estudio, América Latina y el Caribe sufrirán costos anuales mínimos de 100.000 millones de dólares para el año 2050 debido al cambio climático
Por Prof. Norberto Ovando *
La temperatura global sobre tierra aumentó 0,9 grados en los últimos 50 años. Foto: NASA/SPL
El informe titulado "El Desafío Climático y de Desarrollo en América Latina y el Caribe: Opciones para un Desarrollo Resiliente Bajo en Carbono", fue elaborado conjuntamente por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés).
El
estudio señala claramente, que el derretimiento de los glaciares, la reducción
en los rendimientos agrícolas, las inundaciones y las sequías son algunos de
los cambios asociados al calentamiento global que impactarán en la región.
El
investigador líder del estudio, Walter Vergara, que además es Jefe de la
División de Cambio Climático y Sostenibilidad del - BID-, declaró que la cifra
estimada representa “Los costos mínimos con los impactos ya inducidos en la
biósfera, son los cambios que ya están comprometidos en la atmósfera, estos
cambios van a suceder”.
Ben
Olken, profesor de economía del Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT),
señala que el impacto de las altas temperaturas no solo afecta los cultivos,
sino también las inversiones, la producción industrial y la estabilidad
política".
Inversión
También
en el documento se aconseja que “Es imperioso que la región aumente en forma
drástica sus inversiones en adaptación al cambio climático”. Un aspecto
positivo destacado por los autores es que el costo de las inversiones en
adaptación es mucho menor, equivalente a la décima parte del monto estimado
para los daños materiales si no se toman medidas.
Las
inversiones en adaptación constituyen una pequeña fracción de los costos de los
impactos materiales, estimados en forma conservadora en 0,2 % del PIB de la
región a valores actuales.
Además
de invertir en adaptación, también se requieren inversiones para reducir
radicalmente las emisiones de dióxido de carbono y metano, dos de los principales
gases de efecto invernadero.
Como
mensaje final Vergara insta a “Ponernos a trabajar ya mismo o los daños van a
aumentar en forma exponencial", y agrega: "Lo que podemos hacer es
disminuir los daños que pueden perjudicar a nuestros hijos y nietos, ése debe
ser nuestro objetivo, no podemos descontar el futuro de nuestros hijos y
nietos".
* Presidente
/ Asociación Amigos de los Parques Nacionales - AAPN -
Experto Comisión Mundial de Áreas Protegidas
- WCPA - de la UICN-
Red Latinoamericana de Áreas Protegidas -
RELAP -
La mayoría de los
volcanes no se controlan con eficacia
Los
satélites han descubierto que los volcanes que antes se consideraban inactivos
están mostrando signos de inquietud
Por
Prof. Norberto Ovando
Volcán
Copahue- Neuquén / foto N. Ovando / marzo 2012
Los
volcanes activos son a menudo peligrosos y de difícil acceso, por lo que los
métodos de satélite ofrecen una perspectiva global que no se logra con
instrumentos en tierra.
Seguimiento
La
perspectiva global que ofrecen los sistemas de satélite es de vital importancia
para el seguimiento de los volcanes en lugares remotos e inaccesibles.
Varios vulcanólogos despliegan
los pros y los contras de las nuevas técnicas de control.
Algunos
opinan que se debe trabajar con cosas mucho más sencillas junto a la población,
por lo tanto es necesaria una instrumentación que sea fácil de manejar, que no
cueste mucho dinero porque sino muchos países no pueden cubrir esos gastos.
Otros
dicen que la deformación o la emisión de gases tienen que ser importantes para
que el satélite las pueda ver, pero servirían para un mayor control de las
deformaciones que parecen afectar a la costra terrestre por una gran
acumulación de magma profundo.
El
programa "Monitoreo de Volcanes”, estudió más de 440 volcanes activos en
16 países. El estudio reveló que 384 tienen control rudimentario o no,
incluidos los 65 volcanes identificados como de alto riesgo a grandes
poblaciones.
Radar
de Apertura Sintética Interferométrica -InSAR- (Interferometric Synthetic
Aperture Radar), es una técnica de detección a distancia que capta dos o más
imágenes de radar de la misma zona y las combina. Esto permite apreciar si se
han producido cambios en la superficie en el tiempo transcurrido entre, la
captación de la primera imagen y la segunda. Esos cambios se muestran en la
nueva imagen combinada como patrones con los colores del arco iris, y es
conocida como “interferograma SAR”.
Los
satélites equipados con este radar pueden detectar desplazamientos menores a 1 cm en la superficie
terrestre. Así el volcán Menengai ha descendido 5 cm entre 1997 y 2000, el
volcán Longonot ha ascendido 9
cm entre el 2004 y el 2006 y el más impresionante, el
volcán Paka ha ascendido 21 cm
en 9 meses.
Volcán Copahue
La
Universidad de Buenos Aires (UBA), instaló dos estaciones en el área, una en el
volcán y otra, una antena sísmica en la localidad de Caviahue.
Los
vulcanólogos coinciden que este instrumental no alcanza para poder contar con
un monitoreo adecuado y que permita tener precisiones sobre lo que sucede con
el volcán Copahue.
Tras el terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter que sufrió Chile en
febrero del año pasado el Vn. Copahue tuvo un cambio importante con respecto a
la sismicidad. A los pocos días de sucedido el sismo, el volcán comenzó a
emitir señales de baja frecuencia, que no son terremotos, no pudiéndose
localizar y los expertos no saben si vienen del volcán, precisamente porque
sólo existe una estación y se necesita instalar más instrumental.
Norberto
Ovando en el Parque Provincial Copahue - Neuquén / Foto NR
El
Servio Nacional de Geología y Minería de Chile (Sernageomin), considera
instalar estaciones en 43 volcanes hasta el 2013. La medida responde a una
priorización de acuerdo a la peligrosidad y actividad volcánica, además de la
ubicación y riesgo para la población. Es así que hasta el 2010 existían 12
estaciones de monitoreo y a este año se pretenden completar 18, sumando seis
más que estarán ubicadas en el volcán San Pedro (II), San José (RM), en
Planchón-Peteroa (VII), Copahue
(VIII Región), Corcovado (X) y Maca-Cay (XI).
El
monitoreo constante puede ayudar a comprender los patrones y las consecuencias
de la actividad pudiendo contribuir a obtener imágenes más clara del
comportamiento de una montaña. Los datos de alta resolución por satélite
también pueden dar apoyo a las autoridades de protección civil para elaborar
mejores planes de evacuación.
La
alerta temprana de erupciones aún enfrenta importantes desafíos, y los
científicos todavía están tratando de encontrar la manera de saber si un
período de actividad volcánica dará lugar a la erupción.
Conclusión
Los
volcanes activos o potencialmente activos de la cordillera de los Andes,
requieren cada vez más la integración de técnicas como el monitoreo vía
satélite para conocer en profundidad la tendencia de sus movimientos.
Fuente
ESA / AAPN
* Presidente /
Asociación Amigos de los Parques Nacionales - AAPN -
Experto Comisión Mundial de Áreas Protegidas
- WCPA - de la UICN-
Red Latinoamericana de Áreas Protegidas -
RELAP -
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