sábado, 31 de enero de 2009

El dia más feliz de la existencia

Su libro titulado “La Loca de Gandoca” parte y se basa en una explosión de amor, está escrito al ritmo de la lucha más legítima que pueda emprender el ser humano: la del corazón.
Todo empieza cuando Daniela la protagonista de la obra llega de Europa a Costa Rica sola con un hijo y se enamora de Carlos Manuel, quien había llegado del Brasil al mismo sitio desde hacía quince años a trabajar como antropólogo, pero ahora era el gerente de operaciones de una agencia naviera del hermano de Daniela, el odiaba los boleros pero
“como en un sueño, sin yo esperarlo, te me acercaste” dice ella.
El hecho de que la historia se desarrolle algunos meses después de su llegada del extranjero carga al personaje de hondos sentimientos que la hacen sensible a todo lo que estuvo lejos; el reencuentro con su medio hace florecer sus facultades afectivas y desboca una pasión contenida en quien habría de enamorarse, “Te acercás. Con esos ojos inmensos, verdeamarillos, sombreados de espesas y largas pestañas. Toda la tarde he estado pensando que uno puede hacer locuras por esos ojos”
Mas adelante en este mismo primer capítulo desde la misma pasión describe parte del paisaje, donde se desarrolla la mayor parte del drama: “Hay mares lisos de un azul índigo uniforme, mares perfectos como el Océano Pacífico. Hay mares con veinte metros de transparencia, como el Caribe en San Blas. El mar del Refugio Gandoca es una cosa distinta.
No es un mar de buceo porque pasa revuelto diez meses al año. No es azul, tiene un alma cambiante, ora verde, ora violeta, ora gris. No se le puede ofrecer al turista tradicional que mide el éxito de sus vacaciones por el bronceado porque muchas veces llueve y no hay sol. Yo lo conozco bien y sé que no es un mar sino un lugar interior, un temperamento, una importante etapa en el conocimiento de sí. Sentarse en las playas del Refugio Gandoca es trascenderlo todo, incluso su propia arbitraria belleza, sus flores y sus algas, eternas, perfumadas, putrescibles.”
Entonces una vez abierto ese lugar interior, desde donde se trasciende todo, nos queda fácil entablar un dialogo desde los sentimientos y emprender un viaje a través de esta novela.
La protagonista entreteje desde el principio con intensidad la convergencia de lo humano y la naturaleza,
“En trámites llenos de furia y ruido social rompiste con tu pasado. Y sellamos nuestra unión en ese mar, el sitio más hermoso sobre la tierra.
El sitio más hermoso sobre la tierra era de los negros, era de los indios, era Talamanca, allá me llevaste.”
Y resalto la siguiente afirmación porque en ella se sustenta toda la pasión del drama relatado:
“De esa primera vez sé una cosa: que fue el día más feliz de mi existencia.”

jueves, 15 de enero de 2009

Patria de Jorge Debravo

Patria
Tengo a mi patria siempre en la mano.
La miran mucho mis ojos claros.
La besan mucho mis labios mansos.
Quiero a mi patria siempre en la mano.
Mansa y pequeña como un garbanzo.
Sin rifles negros. Sin sables blancos.
La quiero dulce para los bajos.
La quiero tierna para los altos.
La quiero buena para los malos.
Por eso a veces la llevo al campo,
le cuento historias de niños sanos,
de ancianos dulces,de lindos ranchos.
Le digo que hay países anchos
donde no existen dioses metálicos.
Donde no hay primos: que sólo hermanos

Jorge Debravo

Hace algún tiempo encontré en esta dirección un video de Pablo Ortega muy relacionado con el tema del libro antes mencionado:
http://lamuestra16.com/reproductor.php?id=D015







miércoles, 14 de enero de 2009

Anacristina Rossi

Escritora Caribe
NOVELA
La Loca de GandocaAñadir vídeo

Anacristina Rossi
En el Caribe la vida se manifiesta con tanto esplendor como su sol. Sus reservas de agua dulce eran abundantes y limpias en la mayor parte de su territorio; esta región es y ha sido escenario de grandes acontecimientos donde se ha modificado la historia mundial, fue clave en la conquista y colonización desde Europa y luego en los movimientos de independencia. Es un lugar de la tierra que fue colmado de abundancia y de grandes cantidades de intensa pasión que subyace en su historia, en su música y en su diversidad multicultural donde se sintetizan todas las razas de la tierra.






Refugio de vida silvestre Gandoca en Costa Rica


Camino a Huicundo, 1996
de Carlos Jacanamijoy Tisoy, visto en www.colarte.com

Me corresponde en esta oportunidad comentar una maravillosa obra literaria escrita desde una abundante e intensa pasión por Anacristina Rossi, quien nos presenta uno de los tantos dramas que surgen ante el avance del ansia de lucro en el refugio de vida silvestre de Gandoca en Costa Rica, basado en el turismo de inversión barata y sin respeto a su medio ambiente, a su gente y a su cultura.

jueves, 1 de enero de 2009

ARTISTAS INVITADOS

GALERIA FOTOGRAFICA DE ARTISTAS I

Natasha McIver
Pintora









Aquiles Jiménez
Escultor y Poeta






Adrián Gómez
Pintor y Escultor






Caribe Soy

"Quiero que el aire fuerte de la noche más honda
quite flores y letras del arte donde duermes
y un niño negro anuncie a los blancos del oro
la llegada del reino de la espiga".
G. Lorca

Atrapando la brisa

En la actualidad el ser humano todo lo contamina a la vez que el mismo se contamina, se hace muy notorio entonces la búsqueda de la pureza, el aprecio del retorno a lo primigenio. Se compra agua pura en botellas, paquetes de aire puro por unos días para turistas de montaña o limpios retazos de puestas de sol ininterrumpidas en crepúsculos serenos y coloridos junto al mar.
En esta pintura Adrián Gómez nos conduce a un estado de pureza desde un golpe de gong en una lámina de oro, el vuelo tierno de la brisa que se posa en la pequeña mano hipnotiza haciéndonos sentir los manantiales frescos de nuestra vida.
Siendo como niños, de nuevo somos y seremos, retornamos al punto donde una vez iniciamos la senda perdida. Es inevitable una explosión de júbilo cuando reencontramos el abc de la existencia, es inevitable pensar y vivir en amarillo para celebrar con frenesí esta afirmación de volver a ser. No se necesita ninguna demostración ni mucho menos una justificación para este estado de la existencia, no cabe el menor asomo de duda para este soporte vital, tal cual como la inocencia de la niña de la pintura parada en el columpio, es una vivencia simple que no necesita los templos rígidos de la argumentación para ser.

Coquito en lo alto

Este volver a empezar es un renacer que podemos realizar en esta vida, esta nueva oportunidad siempre ha estado ahí como una fruta jugosa y siempre al alcance de la mano, y una vez abierta purificará nuestros sentidos y con ello todo nuestro entorno. Regresar al punto de partida es adentrarse en el juego del universo porque ya no pasaremos de largo por la existencia, sino que viviremos cada una de sus sorpresas con minuciosidad y alegría. Cada uno de nuestros sentidos tocarán las campanas de nuestra existencia.
Los dos cuadros siguientes ejemplifican lo anteriormente dicho. ¿Ellos saborean el dulce de la fruta ó la intensidad de su color rojo?

Tarde de merienda

Tarde de merienda II


“…decís vosotros «La vida es pesada de llevar.» Pues ¿a qué vuestro orgullo de la mañana y vuestra sumisión de la tarde? La vida es dura de llevar; ¡pero no os pongáis tan tiernos! Todos somos burros y burras agobiados de carga. ¿Que tenemos nosotros de común con el capullo de la rosa que tiembla porque lo oprime una gota de rocío? Verdad es que amamos la vida; pero no porque estemos habituados a ella, sino al amor. En el amor siempre hay un poco de locura. Pero también siempre hay un poco de razón en la locura. Y para mí, también para mí, que me encuen­tro a gusto con la vida, las mariposas y las burbujas de jabón, y todo lo que entre los hombres se les asemeja, me parecen ser los que mejor conocen la felicidad. Deseos de cantar y llorar siente Zarathustra cuando ve revolotear a las pequeñas almas ligeras y locas, encantadoras e inquietas. Yo sólo podría creer en un dios que supiese bailar. Y cuando vi a mi demonio lo encontré serio, grave, profundo y solemne. Era el espíritu de la pesadez. Todas las cosas caen por su causa. Es con la risa y no con la cólera como se mata. Adelante; matemos al espíritu de la pesadez! He apren­dido a andar; desde entonces me abandono a correr. He aprendido a volar; desde entonces no espero a que me empujen para cambiar de sitio. Ahora soy ligero. Ahora vuelo. Ahora me veo por debajo de mí. Ahora baila en mí un dios.”
Así hablaba Zarathustra.

Espacio para despertar

Espacio de juego


Surcando los aires

Termino estos comentarios concluyendo que cuando este pintor dice, “Soy Caribe” no titula simplemente una serie de su obra, sino que afirma y asume un nivel de existencia que soporta parte de la expresión estética de un país en estos momentos de cambios tan decisivos para la humanidad.

http://agomez-art.com/ esta es la dirección de la página web del artista.