
Esta sentencia ilumina la historia del pensamiento universal.
En la antigua Grecia va dirigida como consejo y premisa a sus sabios.
Quien quisiera llegar a ser sabio debía considerar esta máxima.
Los siete sabios de Grecia cada uno interpretaron a su manera esta sentencia inscrita en el templo de Apolo en Delfos.
¿Qué debo hacer para ser sabio? “Conócete a ti mismo”.
Podemos concluir que cada pensador le da una respuesta muy particular a esta máxima dependiendo de su respuesta a qué es “pensar” y a qué es “sí mismo”.
Desde Tales de Mileto pasando por Sócrates y Platón hasta Aristóteles y los filósofos que les siguieron hay diferencias al respecto.
F. Nietzsche piensa este mandato filosófico así: “Cómo se llega a ser lo que se es”.
En la antigua Grecia va dirigida como consejo y premisa a sus sabios.
Quien quisiera llegar a ser sabio debía considerar esta máxima.
Los siete sabios de Grecia cada uno interpretaron a su manera esta sentencia inscrita en el templo de Apolo en Delfos.
¿Qué debo hacer para ser sabio? “Conócete a ti mismo”.
Podemos concluir que cada pensador le da una respuesta muy particular a esta máxima dependiendo de su respuesta a qué es “pensar” y a qué es “sí mismo”.
Desde Tales de Mileto pasando por Sócrates y Platón hasta Aristóteles y los filósofos que les siguieron hay diferencias al respecto.
F. Nietzsche piensa este mandato filosófico así: “Cómo se llega a ser lo que se es”.

Llegar a ser lo que se es, llegar a ser si mismo o conocerse a si mismo, aspiración de pensadores y de inquietos del saber.
Pero antes que conocimiento el ser humano lo que busca es confianza y seguridad, el conocimiento es sólo un medio para alcanzarlas.
Hubo un periodo donde naturaleza y los primeros seres humanos eran uno, como la madre y el ser que se gesta en su vientre.
La abundancia en unas zonas de la tierra era suficiente, pero llegó un periodo de carencias donde casi desaparecen los protohumanos, la era glaciar, incluso se calcula que en estas duras condiciones aproximadamente seis especies de esos primeros seres humanos se extinguieron.

(Aquí tenemos: 1- Homo Habilis. 2- Sapiens. 3- Hombre de las flores. 4-Homo Erectus. 5-Paranthropus. 6-Heidelbergensis (!!) 7-Neandertal.)
Las condiciones fueron extremas y lo que antes era dado en abundancia ahora había que arrebatarlo y construirlo, había que forjarse un medio y los medios de subsistencia.
La seguridad antes otorgada pasaba a tener que ser construída.
Las luchas por los territorios y el alimento tuvieron la ferocidad del hambre.
En esta lucha por dominar las adversidades de la vida aparece la técnica y con ella el espíritu, como un instrumento más para hacerse a esa seguridad y confianza perdidas.
El espíritu entendido como el conjunto de procesos técnicos memorizados en los grupos humanos para conseguir el sustento y la supervivencia.
Ahora aparece un mundo no visible, más amigo de la noche, de los sueños y de las imágens especulares que del día y de lo tangible.
Un mundo mucho más terrible que el sensible, pues este a diferencia del otro es un océano de lo desconocido, un universo de silencio y de soledad donde todo desaparece sin dejar huella, es un sabor a la misma poderosa muerte.
La seguridad antes otorgada pasaba a tener que ser construída.
Las luchas por los territorios y el alimento tuvieron la ferocidad del hambre.
En esta lucha por dominar las adversidades de la vida aparece la técnica y con ella el espíritu, como un instrumento más para hacerse a esa seguridad y confianza perdidas.
El espíritu entendido como el conjunto de procesos técnicos memorizados en los grupos humanos para conseguir el sustento y la supervivencia.
Ahora aparece un mundo no visible, más amigo de la noche, de los sueños y de las imágens especulares que del día y de lo tangible.
Un mundo mucho más terrible que el sensible, pues este a diferencia del otro es un océano de lo desconocido, un universo de silencio y de soledad donde todo desaparece sin dejar huella, es un sabor a la misma poderosa muerte.

Un mundo que ha de ser igualmente dominado, no con instrumentos materiales como las armas, las herramientas y utensilios pero sí con intrumentos inmateriales como los signos y los símbolos.

Y así como una cesta es una metáfora instrumental que presta muchos servicios a las actividades de los diferentes grupos humanos, surgen entonces muchas metáforas a modo de rituales que prestarán servicios a los mismos grupos humanos en su mundo espiritual.
Un viaje sea por mar o sea por tierra más allá de las líneas de los horizontes está lleno de incertidumbres y vicisitudes para los cuales hay que prepararse con una utilería material y espiritual, tangible e intangible, visible e invisible.
Un nacimiento es como un viaje que se inicia en parte hacia lo ya conocido pero también hacia lo desconocido.
Uno de los recursos espirituales para tener algo de confianza en las sendas inciertas de los destinos es la adivinación o la profetización.
Seamos creyentes o no creyentes en los mandatos proféticos, no es posible pasar por alto la extensa lista de los papeles que ya están asignados para cada uno al nacer. Este será … este otro será como su padre, un verdadero… este será un bueno para nada y así sucesivamente a cada uno según vayan naciendo y vayan creciendo.
Cada uno debemos asumir nuestra metáfora de destino y esta empieza a definirse desde que escogen nuestro nombre.
Es en el grupo social que llegamos a ser lo que somos, porque el grupo social demanda que seamos alguien para algo o para alguien, un esclavo, un guerrero, un noble.
Un viaje sea por mar o sea por tierra más allá de las líneas de los horizontes está lleno de incertidumbres y vicisitudes para los cuales hay que prepararse con una utilería material y espiritual, tangible e intangible, visible e invisible.
Un nacimiento es como un viaje que se inicia en parte hacia lo ya conocido pero también hacia lo desconocido.
Uno de los recursos espirituales para tener algo de confianza en las sendas inciertas de los destinos es la adivinación o la profetización.
Seamos creyentes o no creyentes en los mandatos proféticos, no es posible pasar por alto la extensa lista de los papeles que ya están asignados para cada uno al nacer. Este será … este otro será como su padre, un verdadero… este será un bueno para nada y así sucesivamente a cada uno según vayan naciendo y vayan creciendo.
Cada uno debemos asumir nuestra metáfora de destino y esta empieza a definirse desde que escogen nuestro nombre.
Es en el grupo social que llegamos a ser lo que somos, porque el grupo social demanda que seamos alguien para algo o para alguien, un esclavo, un guerrero, un noble.

Cuando nacemos nace una metáfora de pocas letras cargada de muchas expectativas para integrarse en la urdimbre social.
Toda profecía es profecía solo si se cumple, sólo los hechos que coinciden con la profecía son los tenidos en cuenta, de ahí el éxito de estas, el gran número de profecías no cumplidas nunca se considera o se culpa de su no cumplimiento a los errores cometidos por quien debía llevarla a cabo.
Prácticamente una profecía es un mandato, un código de un destino, trazado, expresado generalmente en forma ambigua y que debe interpretarse, como los sueños o la simbología vista en la naturaleza.

Toda profecía es profecía solo si se cumple, sólo los hechos que coinciden con la profecía son los tenidos en cuenta, de ahí el éxito de estas, el gran número de profecías no cumplidas nunca se considera o se culpa de su no cumplimiento a los errores cometidos por quien debía llevarla a cabo.
Prácticamente una profecía es un mandato, un código de un destino, trazado, expresado generalmente en forma ambigua y que debe interpretarse, como los sueños o la simbología vista en la naturaleza.

Las profecías, y varias sentencias y ordenamientos morales nacen del mundo invisible del espíritu social, nacen en su mundo divino. Se hacen visibles por medio de las preguntas a la pitonisa y en el templo del oráculo en el caso de la Grecia antigua.

Fue desde el templo de Apolo que el célebre filósofo Sócrates asumió dos premisas como piedras angulares de su pensamiento, la ya difundida “Conócete a ti mismo” y “Socrates es el más sabio”. Más tarde F. Nietzsche titulará uno de los capítulos de su libro Ecce Homo “Porqué soy tan sabio”.



Tenemos entonces que para llegar a SER o llenar la existencia están los dioses, la sociedad, supongamos que algún otro corazón. ¿Y tú dónde estás?
Conócete a ti mismo.
Conócete a ti mismo.