jueves, 16 de abril de 2009

La Eterna Veta Insondable

Citado de “Las Alturas de Machu Pichu”


“Cuantas veces en las calles del invierno de una ciudad o en/
un autobús o en un barco en el crepúsculo, o en la soledad/
más espesa, la de la noche de fiesta, bajo el sonido/
de sombras y campanas, en la misma gruta del placer humano,/
me quise detener a buscar la eterna veta insondable/
que antes toqué en la piedra o en el relámpago que el beso desprendía.”
Pablo Neruda


El nivel evolutivo que vivimos hoy pasó por otros niveles, ya pasamos el elemento agua, cuando nuestro movimiento se basaba principalmente en las ondulaciones de la espina dorsal para avanzar por las corrientes de agua.
Hay que observar a los músicos cuando interpretan una pieza musical, sobre todo a los pianistas, con sus ojos cerrados y sus movimientos de cabeza son una regresión viva a esos momentos de avance por el elemento líquido.
Una de las sensaciones más placenteras de la música es el masaje de corrientes desde la cabeza, más precisamente desde la frente que pasa por todo el cuerpo y sale por los pies. Quien logre sentir esas sensaciones notará luego de oír una composición musical un estado de pureza y de descanso solo comparable cuando el amor se ha consumado.
Luego vino la superación del elemento tierra, cuando nos pudimos erguir, biológicamente no hemos podido volar hasta el momento, como las aves voladoras, pero nos pudimos erguir que es casi como conquistar el aire, al quedar la mitad de nuestro cuerpo casi libre del suelo.
La danza es la viva celebración de esta conquista, quien danza o quien ve danzar, vive y recrea esa sensación de vuelo. En ciertos deportes como el esquí sobre la nieve, el buceo, el bote de vela o el parapente se recrea esa trascendencia del suelo.
Y una vez a varios metros del suelo otra vez la música. Más allá del aire, en el éter mismo, en el quinto elemento, en “…la eterna veta insondable/ que antes toqué en la piedra o en el relámpago que el beso desprendía.”

2 comentarios:

González Luis dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
González Luis dijo...

Sin duda alguna la evolución en muchos sentidos nos ha fortalecido y nos da ventajas. En otros casos simplemente nos perjudico.

Pero quiero rescatar la analogía con la danza y la música, aún personas sordas sienten la energía y vibraciones de la música. La viven. Y sí aún eres poco tímido, lanzarse a la libertad que irradia moverse al compas de tu música favorita, el éxtasis humano es mágico.

La misma sensación de volar ha de sentirse nadando, ajeno a tu medio ambiente habitual. La Veta insondable!
(pd. me gustó mucho el color del fondo!)