viernes, 20 de mayo de 2011

Hombre de la esquina rosada

Un cuento de Jorge Luis Borges
Nacida en la Ciudad de Buenos Aires (1941-74) Susana Brunetti debuta en cine con la pelìcula "El Hombre de la esquina rosada"(1962) 
A Enrique Amorim
A mí, tan luego, hablarme del finado Francisco Real. Yo lo conocí, y eso que éstos no eran sus barrios porque él sabía tallar más bien por el Norte, por esos laos de la laguna de Guadalupe y la Batería. Arriba de tres veces no lo traté, y ésas en una misma noche, pero es noche que no se me olvidará, como que en ella vino la Lujanera porque sí a dormir en mi rancho y Rosendo Juárez dejó, para no volver, el Arroyo. A ustedes, claro que les falta la debida esperiencia para reconocer ése nombre, pero Rosendo Juárez el Pegador, era de los que pisaban más fuerte por Villa Santa Rita. Mozo acreditao para el cuchillo, era uno de los hombres de don Nicolás Paredes, que era uno de los hombres de Morel. Sabía llegar de lo más paquete al quilombo, en un oscuro, con las prendas de plata; los hombres y los perros lo respetaban y las chinas también; nadie inoraba que estaba debiendo dos muertes; usaba un chambergo alto, de ala finita, sobre la melena grasienta; la suerte lo mimaba, como quien dice. Los mozos de la Villa le copiábamos hasta el modo de escupir. Sin embargo, una noche nos ilustró la verdadera condición de Rosendo.
Parece cuento, pero la historia de esa noche rarísima empezó por un placero insolente de ruedas coloradas, lleno hasta el tope de hombres, que iba a los barquinazos por esos callejones de barro duro, entre los hornos de ladrillos y los huecos, y dos de negro, dele guitarriar y aturdir, y el del pescante que les tiraba un fustazo a los perros sueltos que se le atravesaban al moro, y un emponchado iba silencioso en el medio, y ése era el Corralero de tantas mentas, y el hombre iba a peliar y a matar. La noche era una bendición de tan fresca; dos de ellos iban sobre la capota volcada, como si la soledá juera un corso. Ese jue el primer sucedido de tantos que hubo, pero recién después lo supimos. Los muchachos estábamos dende tempraño en el salón de Julia, que era un galpón de chapas de cinc, entre el camino de Gauna y el Maldonado. Era un local que usté lo divisaba de lejos, por la luz que mandaba a la redonda el farol sinvergüenza, y por el barullo también. La Julia, aunque de humilde color, era de lo más conciente y formal, así que no faltaban músicantes, güen beberaje y compañeras resistentes pal baile. Pero la Lujanera, que era la mujer de Rosendo, las sobraba lejos a todas. Se murió, señor, y digo que hay años en que ni pienso en ella, pero había que verla en sus días, con esos ojos. Verla, no daba sueño.
Mireya
La caña, la milonga, el hembraje, una condescendiente mala palabra de boca de Rosendo, una palmada suya en el montón que yo trataba de sentir como una amistá: la cosa es que yo estaba lo más feliz. Me tocó una compañera muy seguidora, que iba como adivinándome la intención. El tango hacía su voluntá con nosotros y nos arriaba y nos perdía y nos ordenaba y nos volvía a encontrar. En esa diversión estaban los hombres, lo mismo que en un sueño, cuando de golpe me pareció crecida la música, y era que ya se entreveraba con ella la de los guitarreros del coche, cada vez más cercano. Después, la brisa que la trajo tiró por otro rumbo, y volví a atender a mi cuerpo y al de la compañera y a las conversaciones del baile. Al rato largo llamaron a la puerta con autoridá, un golpe y una voz. Enseguida un silencio general, una pechada poderosa a la puerta y el hombre estaba adentro. El hombre era parecido a la voz.
Para nosotros no era todavía Francisco Real, pero sí un tipo alto, fornido, trajeado enteramente de negro, y una chalina de un color como bayo, echada sobre el hombro. La cara recuerdo que era aindiada, esquinada.
Me golpeó la hoja de la puerta al abrirse. De puro atolondrado me le jui encima y le encajé la zurda en la facha, mientras con la derecha sacaba el cuchillo filoso que cargaba en la sisa del chaleco, junto al sobaco izquierdo. Poco iba a durarme la atropellada. El hombre, para afirmarse, estiró los brazos y me hizo a un lado, como despidiéndose de un estorbo. Me dejó agachado detrás, todavía con la mano abajo del saco, sobre el arma inservible. Siguió como si tal cosa, adelante. Siguió, siempre más alto que cualquiera de los que iba desapartando, siempre como sin ver. Los primeros -puro italianaje mirón- se abrieron como abanico, apurados. La cosa no duró. En el montón siguiente ya estaba el Inglés esperándolo, y antes de sentir en el hombro la mano del forastero, se le durmió con un planazo que tenía listo. Jue ver ese planazo y jue venírsele ya todos al humo. El establecimiento tenía más de muchas varas de fondo, y lo arriaron como un cristo, casi de punta a punta, a pechadas, a silbidos y a salivazos. Primero le tiraron trompadas, después, al ver que ni se atajaba los golpes, puras cachetadas a mano abierta o con el fleco inofensivo de las chalinas, como riéndose de él. También, como reservándolo pa Rosendo, que no se había movido para eso de la paré del fondo, en la que hacía espaldas, callado. Pitaba con apuro su cigarrillo, como si ya entendiera lo que vimos claro después. El Corralero fue empujado hasta él, firme y ensangrentado, con ése viento de chamuchina pifiadora detrás. Silbando, chicoteado, escupido, recién habló cuando se enfrentó con Rosendo. Entonces lo miró y se despejo la cara con el antebrazo y dijo estas cosas:
Yo soy Francisco Real, un hombre del Norte. Yo soy Francisco Real, que le dicen el Corralero. Yo les he consentido a estos infelices que me alzaran la mano, porque lo que estoy buscando es un hombre. Andan por ahí unos bolaceros diciendo que en estos andurriales hay uno que tiene mentas de cuchillero, y de malo, y que le dicen el Pegador. Quiero encontrarlo pa que me enseñe a mí, que soy naides, lo que es un hombre de coraje y de vista.
Dijo esas cosas y no le quitó los ojos de encima. Ahora le relucía un cuchillón en la mano derecha, que en fija lo había traído en la manga. Alrededor se habían ido abriendo los que empujaron, y todos los mirábamos a los dos, en un gran silencio. Hasta la jeta del mulato ciego que tocaba el violín, acataba ese rumbo.
En eso, oigo que se desplazaban atrás, y me veo en el marco de la puerta seis o siete hombres, que serían la barra del Corralero. El más viejo, un hombre apaisanado, curtido, de bigote entrecano, se adelantó para quedarse como encandilado por tanto hembraje y tanta luz, y se descubrió con respeto. Los otros vigilaban, listos para dentrar a tallar si el juego no era limpio.
¿Qué le pasaba mientras tanto a Rosendo, que no lo sacaba pisotiando a ese balaquero? Seguía callado, sin alzarle los ojos. El cigarro no sé si lo escupió o si se le cayó de la cara. Al fin pudo acertar con unas palabras, pero tan despacio que a los de la otra punta del salón no nos alcanzo lo que dijo. Volvió Francisco Real a desafiarlo y él a negarse. Entonces, el más muchacho de los forasteros silbó. La Lujanera lo miró aborreciéndolo y se abrió paso con la crencha en la espalda, entre el carreraje y las chinas, y se jue a su hombre y le metió la mano en el pecho y le sacó el cuchillo desenvainado y se lo dio con estas palabras:
Rosendo, creo que lo estarás precisando.
A la altura del techo había una especie de ventana alargada que miraba al arroyo. Con las dos manos recibió Rosendo el cuchillo y lo filió como si no lo reconociera. Se empinó de golpe hacia atrás y voló el cuchillo derecho y fue a perderse ajuera, en el Maldonado. Yo sentí como un frío.
De asco no te carneo:
dijo el otro, y alzó, para castigarlo, la mano. Entonces la Lujanera se le prendió y le echó los brazos al cuello y lo miró con esos ojos y le dijo con ira:
Dejalo a ése, que nos hizo creer que era un hombre.
Francisco Real se quedó perplejo un espacio y luego la abrazó como para siempre y les gritó a los musicantes que le metieran tango y milonga y a los demás de la diversión, que bailáramos. La milonga corrió como un incendio de punta a punta. Real bailaba muy grave, pero sin ninguna luz, ya pudiéndola. Llegaron a la puerta y grito:
¡;Vayan abriendo cancha, señores, que la llevo dormida!
Dijo, y salieron sien con sien, como en la marejada del tango, como si los perdiera el tango.
Debí ponerme colorao de vergüenza. Di unas vueltitas con alguna mujer y la planté de golpe. Inventé que era por el calor y por la apretura y jui orillando la paré hasta salir. Linda la noche, ¿;para quien? A la vuelta del callejón estaba el placero, con el par de guitarras derechas en el asiento, como cristianos. Dentré a amargarme de que las descuidaran así, como si ni pa recoger changangos sirviéramos. Me dio coraje de sentir que no éramos naides. Un manotón a mi clavel de atrás de la oreja y lo tiré a un charquito y me quedé un espacio mirándolo, como para no pensar en más nada. Yo hubiera querido estar de una vez en el día siguiente, yo me quería salir de esa noche. En eso, me pegaron un codazo que jue casi un alivio. Era Rosendo, que se escurría solo del barrio.
Vos siempre has de servir de estorbo, pendejo ­me rezongó al pasar, no sé si para desahogarse, o ajeno. Agarró el lado más oscuro, el del Maldonado; no lo volví a ver más.
Me quedé mirando esas cosas de toda la vida ­cielo hasta decir basta, el arroyo que se emperraba solo ahí abajo, un caballo dormido, el callejón de tierra, los hornos ­y pensé que yo era apenas otro yuyo de esas orillas, criado entre las flores de sapo y las osamentas. ¿;Que iba a salir de esa basura sino nosotros, gritones pero blandos para el castigo, boca y atropellada no más? Sentí después que no, que el barrio cuanto más aporriao, más obligación de ser guapo.
¿Basura? La milonga déle loquiar, y déle bochinchar en las casas, y traía olor a madreselvas el viento. Linda al ñudo la noche. Había de estrellas como para marearse mirándolas, una encima de otras. Yo forcejiaba por sentir que a mí no me representaba nada el asunto, pero la cobardía de Rosendo y el coraje insufrible del forastero no me querían dejar. Hasta de una mujer para esa noche se había podido aviar el hombre alto. Para esa y para muchas, pensé, y tal vez para todas, porque la Lujanera era cosa seria. Sabe Dios qué lado agarraron. Muy lejos no podían estar. A lo mejor ya se estaban empleando los dos, en cualesquier cuneta.
Cuando alcancé a volver, seguía como si tal cosa el bailongo.
Haciéndome el chiquito, me entreveré en el montón, y vi que alguno de los nuestros había rajado y que los norteros tangueaban junto con los demás. Codazos y encontrones no había, pero si recelo y decencia. La música parecía dormilona, las mujeres que tangueaban con los del Norte, no decían esta boca es mía.
Yo esperaba algo, pero no lo que sucedió.
Ajuera oímos una mujer que lloraba y después la voz que ya conocíamos, pero serena, casi demasiado serena, como si ya no juera de alguien, diciéndole:
Entrá, m'hija­y luego otro llanto. Luego la voz como si empezara a desesperarse.
¡;Abrí te digo, abrí gaucha arrastrada, abrí, perra! ­se abrió en eso la puerta tembleque, y entró la Lujanera, sola. Entró mandada, como si viniera arreándola alguno.
La está mandando un ánima ­dijo el Inglés.
Un muerto, amigo ­dijo entonces el Corralero. El rostro era como de borracho. Entró, y en la cancha que le abrimos todos, como antes, dio unos pasos marcados ­alto, sin ver ­ y se fue al suelo de una vez, como poste. Uno de los que vinieron con él, lo acostó de espaldas y le acomodó el ponchito de almohada. Esos ausilios lo ensuciaron de sangre. Vimos entonces que traiba una herida juerte en el pecho; la sangre le encharcaba y ennegrecía un lengue punzó que antes no le oservé, porque lo tapó la chalina. Para la primera cura, una de las mujeres trujo caña y unos trapos quemados. El hombre no estaba para esplicar. La Lujanera lo miraba como perdida, con los brazos colgando. Todos estaban preguntándose con la cara y ella consiguió hablar. Dijo que luego de salir con el Corralero, se jueron a un campito, y que en eso cae un desconocido y lo llama como desesperado a pelear y le infiere esa puñalada y que ella jura que no sabe quién es y que no es Rosendo. ¿Quién le iba a creer?
El hombre a nuestros pies se moría. Yo pensé que no le había temblado el pulso al que lo arregló. El hombre, sin embargo, era duro. Cuando golpeó, la Julia había estao cebando unos mates y el mate dio la vuelta redonda y volvió a mi mano, antes que falleciera. "Tápenme la cara", dijo despacio, cuando no pudo más. Sólo le quedaba el orgullo y no iba a consentir que le curiosearan los visajes de la agonía. 
Alguien le puso encima el chambergo negro, que era de copa altísima. Se murió abajo del chambergo, sin queja. Cuando el pecho acostado dejó de subir y bajar, se animaron a descubrirlo. Tenía ese aire fatigado de los difuntos; era de los hombres de más coraje que hubo en aquel entonces, dende la Batería hasta el Sur; en cuanto lo supe muerto y sin habla, le perdí el odio.
Para morir no se precisa más que estar vivo ­dijo una del montón, y otra, pensativa también:
Tanta soberbia el hombre, y no sirve más que pa juntar moscas.
Entonces los norteros jueron diciéndose una cosa despacio y dos a un tiempo la repitieron juerte después.
Lo mató la mujer.
Uno le grito en la cara si era ella, y todos la cercaron. Ya me olvidé que tenía que prudenciar y me les atravesé como luz. De atolondrado, casi pelo el fiyingo. Sentí que muchos me miraban, para no decir todos. Dije como con sorna:
Fijensén en las manos de esa mujer. ¿Que pulso ni que corazón va a tener para clavar una puñalada?
Añadí, medio desganado de guapo:
¿Quién iba a soñar que el finao, que asegún dicen, era malo en su barrio, juera a concluir de una manera tan bruta y en un lugar tan enteramente muerto como éste, ande no pasa nada, cuando no cae alguno de ajuera para distrairnos y queda para la escupida después?
El cuero no le pidió biaba a ninguno.
En eso iba creciendo en la soledá un ruido de jinetes. Era la policía. Quien más, quien menos, todos tendrían su razón para no buscar ese trato, porque determinaron que lo mejor era traspasar el muerto al arroyo. Recordarán ustedes aquella ventana alargada por la que pasó en un brillo el puñal. Por ahí paso después el hombre de negro. Lo levantaron entre muchos y de cuantos centavos y cuanta zoncera tenía lo aligeraron esas manos y alguno le hachó un dedo para refalarle el anillo. Aprovechadores, señor, que así se le animaban a un pobre dijunto indefenso, después que lo arregló otro más hombre. Un envión y el agua torrentosa y sufrida se lo llevó. Para que no sobrenadara, no se si le arrancaron las vísceras, porque preferí no mirar. El de bigote gris no me quitaba los ojos. La Lujanera aprovechó el apuro para salir.
Cuando echaron su vistazo los de la ley, el baile estaba medio animado. El ciego del violín le sabía sacar unas habaneras de las que ya no se oyen. Ajuera estaba queriendo clariar. Unos postes de ñandubay sobre una lomada estaban como sueltos, porque los alambrados finitos no se dejaban divisar tan temprano.
Yo me fui tranquilo a mi rancho, que estaba a unas tres cuadras. Ardía en la ventana una lucecita, que se apagó enseguida. De juro que me apure a llegar, cuando me di cuenta. Entonces, Borges, volví a sacar el cuchillo corto y filoso que yo sabía cargar aquí, en el chaleco, junto al sobaco izquierdo, y le pegué otra revisada despacio, y estaba como nuevo, inocente, y no quedaba ni un rastrito de sangre. 

53 comentarios:

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Precioso cuento y excelente película que habrá que volver a ver, porque, con el tiempo que hace que salió, uno ya no se acuerda.

Amigo Aristos, un saludo desde la cercanía de España, impregnada ahora de una especie de Metamorfosis que no sabemos bien dónde llegará, aunque yo creo que se anuncian cambios positivos.

Antonio

Gizela dijo...

MI VERDE QUE TE QUIERO ARISTOS VEYRUD!!!!
Vaya entrada!!!
Con el cuento y con la música, se convierte este Verde, en el galpón de techos de cinc con farol sinvergüenza..."pa llamar de lejos" jajajaja!!!
Extraordinario ejemplo de narrativa.
Cátedra para los cuentistas.
Borges es un maestro para mostrar como con pocas palabras se puede abrir una ventana inmensa de matices frente al lector.
Me encanta como sintetiza a la Lujanera:
Verla, no daba sueño..Ufff!!!!!
Ademas de ser magistral metáfora..dime si no es un halago para cualquier mujer? jajajaja!!
Hace muchos años lo había leído, pero me doy cuenta que no con la atención debida...debe ser por cuestión de edad.
Hay que haber vivido, para poder entender bien la atmósfera de naturalismo y realidad bien objetiva, que presenta Borges en este relato, donde él también es testigo y cómplice del crimen
Realidad de atmósfera densa, con alcoholismo, prostitución, violencia, pobreza. …aunque bien salpicada de sensualidad al describir como se dejan llevar por la música y los pasos del tango…
“El tango hacía su voluntá con nosotros y nos arriaba y nos perdía y nos ordenaba y nos volvía a encontrar.”…es bellísima la forma como hace sentir al lector la carga sensual de ese baile.
Todo enmarcado en una sátira fatal, donde se muestra a un colectivo sin libre albedrío.
Un colectivo amarrado fatalmente a su paupérrima condición social.
"Valores" equivocados en cada línea del cuento, resaltan realidades que se siguen viviendo en estratos sociales desafortunados
La admiración colectiva por el más macho.( Los mozos de la Villa le copiábamos hasta el modo de escupir)
Ídolos de barro, que cuando caen, salpican de frustración a sus adoradores, y esa frustración los convierte en criminales, sólo para redimirse de su triste realidad.
El hombre de la esquina rosada, no mata por pasión, simplemente se convierte en criminal y verdugo, para matar a quien mato sus ilusiones, mata a quien mató a su ídolo, y sus míseras esperanzas de salir de ese entorno.
Tiene tan poca importancia la muerte y la vida en ese entorno, que todos siguen bailando su tango después de aventar por la ventana el cadáver, pues como bien sentencia una de las mujeres: Tanta soberbia el hombre, y no sirve más que pa juntar moscas.

Siento que además de ser este cuento cátedra de escritura, puede ser excelente objeto de estudio sociológico y psicológico jajajaja

Bueno me voy entre tangos…y ese tango en salsa, que escondiste detrás de los labios!!!!
Besossssss inmensos METAESTETA!

Recomenzar dijo...

...los tangos y milongas nunca me gustaron... Estudié Filosofia y letras y te cuento odiaba a Borges. un estilo excelente pero me aburre...
En cambio vos me estimulás con tus textos.
Amo los blogs y lo que sale de cada uno de nosotros a diario o cuando escribimos
Salen las ganas de bailar un tangosin ganas mientras el bandoneon me lame.....los sueños ...adentro metida la ternura de un voz ronca que te susurra al oido...
Mi Buenos Aires querido...
Eres mi amante en olvido, y mientras vibra Miami entre mi piel yo .te suspiro

Aristos Veyrud dijo...

Amigo Antonio ustedes los españoles tienen la gran ventaja de haber construido y heredado a base de sangre sudor y lágrimas, como dice el refrán, un sistema de participación político que ha olvidado en gran parte el nefasto estilo del franquismo.
La actual situación de crisis exige respuestas inmediatas y cambios profundos en las formas y modos de la administración económica y política, cambios que como usted y muchos esperamos sean positivos y se den la mejor forma.
Mis saludos maestro Antonio!!!

ANTONIO MARTÍN ORTIZ. dijo...

Amigo Aristos,

Tiene Vd. razón en lo que dice. Por lo que veo en Televisión, parece que esto que está sucediendo ahora en España es el germen de algo nuevo, esperemos que para bien. La gente está ya más que harta de Políticos corruptos y Banqueros ladrones. Sería, como diría Hegel, el inicio de una nueva forma de vida, una especie de Síntesis, cuando ya han fracasado la Tesis y la Antítesis.

Esperemos, repito, que sea lo mejor para todos, aunque no lo sea para los Corruptos y Ladrones.

Le envío un cordial saludo desde esta España convulsionada.

Antonio

Aristos Veyrud dijo...

Mi Giz
"Verla, no daba sueño..Ufff!!!!!
Ademas de ser magistral metáfora..dime si no es un halago para cualquier mujer? jajajaja!!"
Bueno no para cualquiera...es que no todas quitan el sueño, dígamelo a mí que sí las he visto de carne y hueso dejando en prenda e insomne este sufrido corazón!!!ja ja ja.
(Estamos en sección de tangos)
Giz impresionante tu forma de gozar el mundo en su forma dura y blanda (hard and sof) como dicen ahora los técnicos.
Tu lema te predica como aprendiz de vida, bueno sino eres ya maestra de vida poco es lo que te falta, y no exagero.
No puedo poner palabras a Borges pero mucho me temo que se sentiría bien interpretado por tu análisis espontáneo y profundo y ante todo con el gusto que se siente cuando lo haces.
Me apasionan los escritores que sustentan la literatura desde la poesía o desde la música y este cuento es un ejemplo nacido en las dos vertientes, bueno y cuando trenza sus trabajos con la filosofía!!! justo como para una delicatessen para ese gran y exquisito espíritu de mujer que se encarnó en esas tierras del Araure.
Gracias mi Giz por tu aporte a esta lectura de uno de nuestros grandes y clásicos artistas!!!
Te mereces todos los besos bajo este cielo!!!

Aristos Veyrud dijo...

Amiga Recomenzar
Tiene usted la virtud de escurrirse con sus versos y su estilo de escribir como la miel nacida de su delicada feminidad. Ingrediente que el universo, siento yo, se afana en incrementar a lo largo y ancho del planeta en peligro serio de extinción, y ojalá usted siga cultivando para el bien de todos.
Hay autores que no han sido pensados para nosotros, algunos como para que pasen ligeramente, pero hay otros que no solo nos voltean patas arriba sino que además hacen de nosotros seres especiales, esenciales y festivamente agradecidos con esta vida.
Gracias por su sincero y sentido comentario, además de alentador para todos los blogueros.
Un gran abrazo!!!

Alma Mateos Taborda dijo...

Excelente narrativa de una época marcada por los excesos, en los suburbios porteños donde el alcohol, la prostitución y los matones eran parte del cotidiano decorado. Excelente lenguaje de época acompañado de metáforas exquisitas.Sin dudas un cuento realista de un incomparable maestro.
A mi regreso, después de larga ausencia, dejo mi abrazo incondicional de siempre.

Aristos Veyrud dijo...

Ja ja ja amigo Antonio esperemos que en esa síntesis haya magnanimidad en lo confortable de las celdas a donde deben ir a parar los mencionados corruptos.
Mis saludos amigo Antonio!!!

Aristos Veyrud dijo...

Amiga y Poeta Alma ya expresé mi alegría por tu regreso a la blogosfera en tus dos sitios. Bienvenida igualmente en este blog donde se te estima y considera con honor.
Un abrazo!!!

mateosantamarta dijo...

Un increible cuento del maestro del cuento, en ese ambiente de suburbio y matones, como dice Alma a la que vuelvo a felicitar nuevamente.
No conocía este cuento a pesar de haber leído muchos de Borges. Un abrazo desde un Madrid en movimiento.

Aristos Veyrud dijo...

Amigo Mateo y qué movimiento!!! según veo por la televisión e internet.
Supongo tu alegría en ese mar de euforia que se nota en los demandantes, suerte amigo y deseo de corazón desde estas distancias que las transformaciones para el bien de España lleguen pronto.
Un abrazo artista!!!

Steki dijo...

Pero qué linda ambientación en este cuento, mi querido Dilman. Sabías que me encantaría, eh? El arrabal lo llevo adentro! Lástima que no aprendí antes a disfrutar el tango. Gracias a Dios, nunca es tarde. Estoy feliz. No sé cómo explicar lo que me provoca bailar tango. Es una energía que me da vuelta. No recuerdo si fuiste vos o quien que una vez me dijo: No me quiero imaginar una reikista bailando tango lo que debe ser!
Me encantó el cuento y las imágenes que elegiste son perfectas.
Gracias por compartir esta entrada tan linda. Hoy no tuve milonga pero me llevo mi cuota milonguera después de leerte.
Besos y abrazos muuuy milongueros!
Chan, chan.

Steki dijo...

Ahhhhhh, olvidé comentarte de "la Brunetti"! Qué lindo recuerdo. La tenía olvidada. Gracias por recordármela. Y el video, qué decirte: Obsesión, una maravilla. Graciasssssssssssss!!!!!!!

Steki dijo...

La tercera es la vencida, jaja. Recién veo los otros dos videos. Maravillosos! Me voy a puro tango, che.

Aristos Veyrud dijo...

Ja ja ja no fui yo quien te dijo lo del tango y lo del reiki pero fue genial, creo que las sanaciones así serían mas prontas y eficaces, deberías innovar introduciendo esta nueva terapia TANGOREIKI!!!
Un abrazoreiki querida Steki gracias mil por tus comentarios.

Steki dijo...

En realidad, se refería a la energía puesta en la sensualidad del baile de tango, jeje. No anduvo lejos. ;-)
Verás que lo mío es "non sancto" también! Jaja.

Aristos Veyrud dijo...

Steki!!! te estás demorando para hacerte millonaria, juntando esas dos terapias las que ya dominas, podés parar moribundos.
Por más que te esfuerces hacia la santidad, convéncete, esa no es tu senda hacia los estados superiores de consciencia, mejor disfruta el otro camino ja ja ja
Abrazos!!!

Steki dijo...

Ohhhh!Podré combinar ambas cosas? No hace falta ser santa una puede ser buena y divertirse también! Jaja. Bss.

Aristos Veyrud dijo...

Ja ja ja realmente una santa divertida!!!

soylauraO dijo...

Tango que me hicite mal y sin embargo, te quiero.soylauraO ha dejado un nuevo comentario en la entrada "El trabajo está empezando":

Apoyo la moción Y ahora hay que empezar a trabajar, ya no vale quejarse.
http://enfugayremolino.blogspot.com/

Mucha dijo...

Paso a saludarte.te cuento escribo una vez por semana El domingo o lunes nuevamente. Te he vuelto a leer .Tus letras conservan el sabor de la distancia.besos y hasta pronto. hermos en Miami y por tus pagos contame...contanos tenés una manera peculiar al escribir
:)me gusta

Aristos Veyrud dijo...

soylauraO esa es la magia del tango, vibrando de lo más profundo, aunque haga daño no puede dejar de quererse ja ja ja. Más tarde pasaré por la dirección que invitas.
Abrazos!!!

Aristos Veyrud dijo...

Mucha de la Torre de los últimos tres reglones que escribes entiendo que dices que tengo una forma peculiar de escribir que te gusta. Esto le hace cosquillitas a mi vanidad, y me esforzaré para agradarte más desde mi forma peculiar de escribir.
Estaré pasando regularmente por tus blogs y tus animadas tertulias.
Abrazos amiga Mucha!!!

Myriam dijo...

LO reconozco: no he podido con BOrges, me resulta indigesto.

¿Qué.... alguien te dice que le gusta tu peculiar forma de escribir? pues, ya somos dos.....

Besos

Gizela dijo...

MI VERDÍSIMOOOOO
jajajajaja!!!!
Me encanta ese salto cuántico, del tango sureño al la salsa caribeña jajajaja!!!!
Los tres son buenísimos...pero por su puesto mi balanza se inclina por ...
"El Caballero de la Salsa"...
venezolanísimooooo jajajaja!!!
Te dejo otra que me encanta...es de esas para bailar en una terraza a la orilla de la playa, con brisita moviendo las palmeras jajajaja!!!
FRENESÍ

BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

Aristos Veyrud dijo...

Querida Myr lástima que no pueda darte una charla presencial sobre Borges, si después de eso sigues con los mismos sentimientos es que Borges definitivamente no está pensado ni sentido para Myr.
Más obligado entonces estoy para seguir en mi tarea luego de tu halago, muchas gracias amiga.
Un abrazo de los gigantes!!!

Aristos Veyrud dijo...

Mi Giz este continente es una bendición a pesar de que lo tratamos tan mal, tiene de todo como para jamás aburrirse y hay quienes tratamos de disfrutar sus bondades y con mucho gusto!!!
Con qué orgullo remarcas que Oscar de León es venezolanísimo, tan bueno es este artista que ha pasado a ser uno de los clásicos latinoamericanísimos, una estrella y de las fijas en nuestro firmamento.
Tus últimos tres renglones con canción bolero incluida me suena a desafío...
Besos Poeta!!!

Gizela dijo...

ES VERDAD!!
Lo del continente y lo del desafío jajajaja!!
Esta me encanta.... con la gran Celia
Tu vos
BESOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

Aristos Veyrud dijo...

Fantástico!!!fuera de este mundo!!!con la improvisación homenaje al final para la gran Celia.
Besos por montones!!!

Steki dijo...

Cheeeeeeeee, yo quiero bailar FRENESÍ! Y el otro de Celia Cruz también! Jaja. Cómo me gusta! Miren que se me han puesto romanticones, che. Y yo acá trabajando en día feriado. :(

Aristos Veyrud dijo...

Steki!!! ja ja ja el trabajo también es un acto romántico porque indica entrega y pasión ja ja ja.
Comprensible que alguien posesa de tango y milonga la seduzca también el bolero, eres de una sola pieza che.
Más entrega y más pasión así sea día feriado ja ja ja!!!

Steki dijo...

Sí, sí. Todo muy bonito pero yo preferiría estar, en estos momentos, en una playa cálida bailando apretadita unos boleros a la luz de la luna! Jajaja.

Aristos Veyrud dijo...

No resultó lo de la entrega al trabajo, sospecho tus intensiones no son nada santas y nada altruistas...

Steki dijo...

Mi cuerpo físico está en mi trabajo, mi cuerpo sutil vuela vuela y se va a la playa! Ohhh, pecadora!

Aristos Veyrud dijo...

Bueno los mismos pecados que se cometen en la playa se pueden cometer en el escritorio, si se escriben como literatura ja ja ja

Steki dijo...

Jajaja. Nooooooooooo, acá lo dudo! No hay buenos especímenes. Jaja.

Aristos Veyrud dijo...

Aparte de pecadora ambiciosa

Steki dijo...

OMMMMMMMMMMMMMMMMM (de ultratumba)

Steki dijo...

Para pecar hay que pecar bien, che. Jaja.

Aristos Veyrud dijo...

Entonces no hay modo, a seguir soñando con la playa y sus boleros y sus buenos especímenes ja ja ja

Steki dijo...

Volaré con la canción que me regaló Gizz de la VAnoni. Una delicia!
Qué hora tenés allí? Acá son las 22.30

Aristos Veyrud dijo...

Son las 19:30 y llueve levemente. Giz lo que toca, lo toca con el más fino y buen gusto ja ja ja, lo de la canción que te regaló es un buen ejemplo

Steki dijo...

No me cabe la menor duda! Ésa es mi amiga! Una diosa del Olimpo. ;-)

Aristos Veyrud dijo...

Si es un verdadero privilegio

Aristos Veyrud dijo...

Bien Steki como que llegaste a lo mejor de tus sueños en esa playa, luego me cuentas tus disfrutes porque ya me voy a dormir y espero tener sueños angelicales y bien santos ja ja ja digo OMMMMMMMMMMMM

Steki dijo...

A qué hora te acostás? Sos como las gallinas! Jajaja. Yo recién llego de trabajar y me estoy tomando un vinito. Veo que tenemos 3 horas de diferencia. Estás más cerca de España con el horario. Ohhhhh, qué bien! Jaja.
Te dejo un besito de buenas noches, Dil. Gracias por la charla!

Gizela dijo...

STEKI
Romanticones?
No amiga...mucho más que eso, estamos "reinventando" el concepto, día a día jajajajaja!!!!!!
BESOSSSS

Steki dijo...

Así es, Gizz. Hay que reinventarse día a día. Nada más placentero! Anoche faltabas vos en el diálogo, jaja. Mientras yo esperaba páginas del diario para corregir charlábamos con Dilman. Pero ya era tarde para vos con la difcia horaria.
A seguir reinventándonos, amiga queridísima!

Aristos Veyrud dijo...

Steki!!! ja ja ja ¿como que me acuesto como una gallina? ja ja ja ¿en un palo puesto horizontalmente?
Steki soy muy gallo.
Generalmente me acuesto entre 8-9 PM y me levanto casi siempre 4 AM.
No sólo estoy más cerca de España con el horario...ja ja ja...
Anoche me fui porque supuse que lo que estaba pasando no se podía contar ja ja ja.
Bien Steki un abrazo y que estés de lo mejor, así no estés en la playa bailando boleros con buenos especímenes ja ja ja ya llegará la hora...

Aristos Veyrud dijo...

Giz, reinventando, remodelando, reconstruyendo, reensamblando y con qué gusto...
Besos Poeta!!!!!

Steki dijo...

Acá decimos "como las gallinas" porque se duermen temprano justamente porque se levantan al alba. Me había olvidado que sos yogui! Claro, cómo no te vas a acostar tan temprano si te despertás a las 4! Te ponés a meditar?
Gizzzzzzzzzz, tendrás que cambiar tus horarios! jajaja.
Siempre estoy de lo mejor, Dilman. Esté donde esté. Besos van.

Aristos Veyrud dijo...

"Siempre estoy de lo mejor, Dilman. Esté donde esté."
Esa es la respuesta correcta en el actuar correcto ja ja ja. Muy bien Steki.
Con tantos años que llevo meditando ya la meditación pasa a ser para uno un modo de vida constante y permanente las 24 horas del día. Es un gran gozo experimentar la transición de la noche al día y del día a la noche. Acostarme y levantarme es una delicia.
Abrazos amiga Steki!!!