Un Unicornio Azul

Una historia sólo para hombres

I

Hace poco en uno de los comentarios que hacía en el blog de la EscritoraFelicidad Batista anotaba una asociación que hice entre cocteles y una referencia hecha por Gabo cuando dijo que todos tenemos una vida pública, una vida privada y una vida secreta. Y lo mismo ocurre con esto de los cocteles.

Hay cocteles para la vida pública, la vida privada y para la vida secreta.

La historia que les tengo hoy tiene que ver con la vida secreta, no mía, porque ya entonces dejaría de ser secreta ja ja ja. Se trata de la vida secreta de los personajes de la historia, que seguirá siendo secreta a pesar de que su secreto sé que se sembrará en muchos corazones para seguir esparciéndose en amor fecundo para esta y en esta tierra.

Los cócteles de la vida pública, se encuentran en cualquier bar bajo normas estandar internacionales con sus medidas precisas. En la red y en cualquier libro de coctelería se pueden ver los más populares y comunes.

Les siguen los cocteles de la vida privada donde se inscriben los códigos de la vida profesional, la familia, el entorno de esas entrañables amistades o círculos de los más cercanos en celebraciones especiales y donde el profesional del bar ya no cuenta o apenas cuenta.

Y seguidamente están los cocteles de la vida secreta, estos generalmente son irrepetibles y únicos porque tienen ese especial ingrediente de la única ocasión que jamás de los jamases se podrá olvidar y casi siempre se da entre parejas.

Y de uno de estos se trata esta historia.

II

Conocido es por muchos que una de las partes, generalmente es el hombre, cuando se hará un petitorio de compromiso se recurre a la sorpresa para presentar el anillo.

Los métodos y procederes son muchos.

Con mi amigo Pedriño joyero de mucha experiencia y títulos, ideamos una forma muy original para sorprender a las futuras novias de algunos clientes que llegaban a este hotel.

Yo preparía un cóctel especial llamado el “Unicornio Azul” que no fuera translúcido y el novio introduciría el anillo en la copa, así cuando la novia diera el último sorbo allí aparecería la reluciente joya. Pero aquí no paraba la sorpresa, si el anillo se ponía al trasluz de una luminosa luna llena, con la forma del anillo y sus destellos podría verse la forma de un unicornio azul!!!

El hecho se llegó a transformar en especie de leyenda que decía que allí en los prados del hotel en noches de luna llena una mujer enamorada acompañada de su amante, si era paciente, podría avistar un unicornio azul.

Fue usual desde ese entonces ver con regularidad parejas de todas partes del mundo, que llegaban a ver un unicornio azul bajo la luz refleja de una luna llena.

Para mi era muy emociante presenciar desde aquí, desde atrás de la barra, allá a la distancia bajo el cielo despejado y luminoso, los brincos, besos a eternidad, saltos a horcajadas, indestrabables abrazos, y las risas desatadas de las mujeres dando el sí. Y de vez en cuando un novio que levantaba su pulgar indicándome su señal de éxito. Había algunas novias cuando entraban de nuevo al bar que no podían contener sus lágrimas. Nunca se me olvida una muchacha tan extrovertida que se saltó la barra, tiró vasos y botellas al piso para agradecernos con un sentido abrazo a mi y al auxiliar del bar.

Expresiones de júbilo y celebración hay muchas, y no pararía de contarlas así como las tantas historias cuando los corazones deciden unirse y han escogido este lugar para hacerlo y departir su cóctel secreto.

Así que solo les contaré solo una y muy brevemente cuando corría la noche del día 20 del mes de diciembre del año 2010

III

Se trataba de Thomas quien conoció a Mary en alguna fiesta, el apenas egresado del colegio de negocios a sus 23 años y ella cursando el último semestre con 21. Fue de esos amores a primera vista, fulminantes y decisivos.

La historia no tendría trascendencia más allá de una de las tantas felices que usualmente se sucedían aquí, sino fuera porque Mary con suma alegría, todavía perturbada por la explosión emocional y luciendo su anillo de comprometida en amores con Thomas, incrédula aún luego de haber avistado su Unicornio Azul, sacó de su cartera para mostrarme un broche en platino engastado con cerca de 25 pequeños brillantes representando un unicornio con la cabeza vuelta hacia atrás, y la tarjeta que acompañó el regalo con un simple “I love you” fechada un domingo 4 de diciembre de 1960...
!!!FELICIDADES!!!

PD: En alguna otra ocasión les contaré una con diamantes negros ja ja ja!!!