La crisis de la mediana edad es un mito: entre los 40 y los
60 las personas se vuelven más felices y eficientes, asegura Barbara Strauch en
su nuevo libro.
Por DANIELA MOHOR
Hace un tiempo, Barbara Strauch, editora de las páginas de
ciencia y medicina de The New York Times, entró a Internet para comprar en
línea un libro para su club de lectura. Pidió El Alquimista, de Paulo Coelho.
Una semana después pensó: "Debería comprar el libro para el club de
lectura". Fue nuevamente a una librería online y lo compró una vez más.
Días más tarde, mientras trotaba en un parque se dio cuenta
de que había pedido el libro equivocado. Regresó a su casa y revisó sus mails;
efectivamente lo que tenía que leer era El Archivista, de Martha Cooley.
"Había pedido el libro equivocado, dos veces",
escribe esta destacada periodista -que se acerca a los 60 años- en las primeras
páginas de su nuevo libro The Secret Life of the Grown up Brain (La vida
secreta del cerebro adulto), publicado en febrero en Estados Unidos.
El día de la reunión del club, Strauch compartió lo que le
había pasado con un compañero neurólogo. Éste se rió y le confesó que él sin
darse cuenta había comprado una copia de El Alienista, de Caleb Carr. Concluye
Strauch en The Secret Life... "Aquí tienen: dos cerebros de mediana edad y
tres libros equivocados".
La anécdota puede parecer divertida. Pero para Strauch y
muchas de las personas de su generación resulta más bien aterradora. Olvidos de
nombres, momentos de vacío mental, una mayor tendencia a distraerse y perder el
hilo de lo que se estaba haciendo y fallas en la memoria son eventos que
empiezan a multiplicarse a partir de los 40, cuando el cerebro ya alcanza la
madurez. "Después de escribir mi primer libro me invitaron mucho a dar
charlas, se me acercaba gente de mediana edad que estaba preocupada porque
repentinamente ya no podían recordar nombres. Todos olvidamos cosas, los
adolescentes también, pero tienden a olvidar cosas que no quieren recordar, y
cuando uno alcanza la mediana edad, uno olvida cosas que quiere recordar: ¿Cómo
se llamaba esa película que me gustó tanto? ¿Ya leí ese libro?", cuenta la
autora por teléfono desde su oficina en Nueva York.
Pero algo no le cuadraba. Al mismo tiempo en que veía ese
declive, notaba que muchas de las personas de su edad estaban viviendo el mejor
momento de su carrera o eran capaces de lidiar exitosamente con múltiples
responsabilidades tanto en lo personal como en lo profesional. Tras entrevistar
a los mejores investigadores de neurociencia y revisar numerosos estudios
encontró una respuesta a ese fenómeno: a diferencia de lo que se pensó durante
mucho tiempo, el cerebro de la mediana edad se sigue desarrollando y tiene
talentos insospechados.
"En la mediana edad hay un declive real porque perdemos
algunos neurotransmisores que nos ayudan a pensar. Pero también tenemos todo un
sistema de red construido. La mielina aumenta en la mediana edad ayudando a que
las células cerebrales funcionen más rápido. Por lo tanto, si en esta etapa uno
está saludable tiene una mente muy potente".
¿Qué pasó ayer? ¿Le ha ocurrido que sube al segundo piso de
su casa y una vez ahí no recuerda a qué iba? ¿Ha notado que para recordar las
cosas necesita hacer más listas? Ese es el tipo de cosas que tienden a pasar en
la mediana edad. La buena noticia, explica Strauch, es que durante mucho tiempo
los científicos pensaron que ocurría porque, al envejecer el cerebro después de
los cuarenta, perdía el 30 por ciento de sus células. El desarrollo de nuevas
tecnologías ha demostrado que sólo se pierden algunas ramificaciones de las
células y no más de 2% por década.
La memoria a corto plazo y la memoria episódica (dónde pasé
la Navidad el año pasado) también se afectan. El cerebro de quienes tienen 40
tiene una velocidad de procesamiento inferior al de 20 y las conexiones también
se debilitan con la edad. De ahí el incómodo problema con los nombres, por
ejemplo.
También hay algo de evolutivo en el problema de la
distracción. El córtex frontal, explica Strauch, es la parte que se ubica justo
detrás de la frente y que nos ayuda a concentrarnos. Es también el área del
cerebro que más nos distingue de otros mamíferos. Pero es a la vez la más nueva
y, por tanto, la primera en decaer con la edad.
Una nueva inteligencia. El panorama, sin embargo, no es tan
negro. Los avances de la ciencia han permitido rescatar el cerebro de la
mediana edad. El principal descubrimiento ha sido que entre los 40 y los 60 las
habilidades cognitivas siguen creciendo. El cerebro de la mediana edad es
"una contradicción", pues mientras algunas partes dejan de funcionar
tan bien como antes, otras lo hacen mejor.
"En la mediana edad somos mejores para entender
situaciones, podemos juzgar mejor el carácter o si alguien es buena o mala
persona. Tomamos mejores decisiones financieras y enfrentamos mejor los grandes
problemas. El cerebro es bueno en las funciones más potentes", dice
Strauch.
En su libro cita una investigación de la psicóloga Sherry
Willis, de la Pennsylvania State University, quien trabaja desde 1956 en el
Seattle Longitudinal Study, que ha seguido la evolución cerebral de seis mil
personas durante más de 40 años. Los participantes se someten a una serie de
tests cada siete años. Estos han demostrado que las personas entre 40 y 60 años
tienen mejores resultados en los tests que los que obtenían cuando más jóvenes.
En lógica, vocabulario, memoria verbal y habilidades espaciales, funcionan a un
nivel más alto de lo que lo hacían a los 25. Strauch quedó asombrada con los
resultados.
Otro aspecto que sorprendió a la autora en su investigación
es el concepto de la bilateralización. Cuando uno es joven, explica, usa un
lado del cerebro para aprender algo y el otro para recordarlo. Pero los
científicos se dieron cuenta de que a medida que envejece, la gente empieza a
usar ambos lados del cerebro para las dos tareas. Eso permite que éste trabaje
de la mejor manera posible en términos cognitivos.
"La etapa de los 40 a los 60 años puede ser muy
gratificante, así es que hay que dejar de seguir la cultura que nos envejece, y
los mensajes ridículos que nos rodean". En la mediana edad, las personas
suelen ser más felices. La sensación de bienestar aumenta y alcanza un pico. La
observación concreta del cerebro a través de escáneres demuestra que en esa
etapa ese órgano responde menos a los estímulos negativos. "Tiene sentido
desde el punto de vista de la evolución, que las personas de más edad sean más
entusiastas y optimistas, porque ayuda a todo el grupo a sobrevivir.
Probablemente por eso se ha preservado ese hecho".