Las 10 mil cosas de la tierra

Las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia

Honor a Gabriel García Márquez en su 85 cumpleaños el próximo 6 de Marzo.

El título de esta publicación está extraído de las palabras de una conferencia dictada por Jorge L. Borges acerca de la metáfora, en la cual dice que según una antigua metáfora de la filosofía china el mundo se rige por el principio de las 10 mil cosas. 

Según Borges en ese mundo de las 10 mil cosas podríamos distinguir 12 modelos de metáforas que servirían para innumerables variables de metáforas mas otras metáforas que se escaparían a esa matriz de metáforas, unas con la virtud de provocar asombro y otras de provocarlo tan  solo pasajeramente.

Como el imperativo de lectura blog exige siempre brevedad, no con gusto de mi parte trataré ser breve para lo cual debo saltar por sobre otros temas apasionantes y ubicarme en la metáfora de la vida como sueño o el sueño como vida.

Quienes han seguido las lecturas de este blog por algún tiempo ya se habrán percatado que este tema del sueño y vida es recurrente, reiterativo.

No podemos negar que es en los sueños, dormidos o despiertos, donde se nos suceden las más extraordinarias metáforas. Nuestra virtud de soñar es infinita. Recordemos uno de los más famosos sueños casi a modo de paradoja del filósofo chino Chuang Tzu quien soñó que era una mariposa y al despertar, no sabía si era un hombre que había soñado ser una mariposa, o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre. 

Tal paradoja tal vez sin conocerla o sin tener noticia de ella René Descartes argumentando soñar con un demonio que le puede estar engañando e induciendo a error sueña que la resuelve con su sentencia-metáfora “Pienso luego existo”.

Sueño en el que aún muchos siguen inmersos en lo más profundo.

Borges señala que hay metáforas muertas y metáforas vivas, ejemplos de metáforas muertas pueden ser las palabras que a fuerza de su uso repetido a través del tiempo desgastan y pierden toda asociación con la anécdota o drama del que nacieron.

Habría que agregar que hay rituales o costumbres que fuerzan hacia las metáforas muertas y con ello a los círculos viciosos como la del mito de Sísifo.

Sin salir de Borges recurramos a un cuento circular:

UN SUEÑO

En un desierto lugar del Irán hay una no muy alta torre de piedra, sin puerta ni ventana. En la única habitación (cuyo piso es de tierra y que tiene la forma del círculo) hay una mesa de madera y un banco. En esa celda circular, un hombre que se parece a mí escribe en caracteres que no comprendo un largo poema sobre un hombre que en otra celda circular escribe un poema sobre un hombre que en otra celda circular... El proceso no tiene fin y nadie podrá leer lo que los prisioneros escriben. J.L. BORGES, La cifra

Llegados a la circularidad del relato debemos citar aquellos días de la enfermedad del insomnio que nos cuenta Gabo en Macondo con el cuento del gallo capón en Cien Años de Soledad:

Los que querían dormir, no por cansancio sino por nostalgia de los sueños, recurrieron a toda clase de métodos agotadores. Se reunían a conversar sin tregua, a repetirse durante horas y horas los mismos chistes, a complicar hasta los límites de la exasperación el cuento del gallo capón, que era un juego infinito en que el narrador preguntaba si querían que les contara el cuento del gallo capón, y cuando contestaban que sí, el narrador decía que no había pedido que dijeran que sí, sino que si querían que les contara el cuento del gallo capón, y cuando contestaban que no, el narrador decía que no les había pedido que dijeran que no, sino que si querían que les contara el cuento del gallo capón, y cuando se quedaban callados el narrador decía que no les había pedido que se quedaran callados, sino que si querían que les contara el cuento del gallo capón, y nadie podía irse, porque el narrador decía que no les había pedido que se fueran, sino que si querían que les contara el cuento del gallo capón, y así sucesivamente, en un círculo vicioso que se prolongaba por noches enteras.

Pero así como René Descartes sueña con resolver la circularidad del tiempo en un eterno retorno de lo mismo. La literatura no se queda atrás y también tiene sus metáforas para salir de estas metáforas muertas:

“Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto…”   La Metamorfosis F. Kafka.

"Metamorfosis" de Brenda Ross

Toda la novela de La Metamorfosis es una metáfora para resolver o plantear la resolución de las distintas metáforas en las 10 mil cosas de la tierra de Gregorio Samsa y con ello plantearnos nuestra propia metamorfosis de aquellas metáforas muertas en que cada uno de nosotros podamos estar presos luego de un sueño intranquilo. 

Esto fue lo que le sucedió al mismo Gabriel García Márquez cuando se iniciaba como escritor, quien afirma que él quería contar sus cuentos pero no encontraba la manera de hacerlo hasta cuando leyó esa introducción de La Metamorfosis. Fue como romper la circularidad de las metáforas que le impedían liberar su escritura y su vida, pues estaba dispuesto a morir de hambre si así lo exigía su profesión de escritor:

“Alvaro Mutis subió a grandes zancadas los siete pisos de mi casa con un paquete de libros, separó del montón el más pequeño y corto, y me dijo muerto de risa: “¡Lea esa vaina, carajo, para que aprenda!” Era Pedro Páramo. Aquella noche no pude dormir mientras no terminé la segunda lectura. Nunca, desde la noche tremenda en que leí La Metamorfosis de Kafka en una lúgubre pensión de estudiantes de Bogotá –casi diez años atrás- habría sufrido conmoción semejante.”

(Fragmento de "Obra Periodística - De Europa y América", 1955-1960)


NOTA: PARA LOS ESTUDIOSOS DEL ESCRITOR Y A QUIENES QUIERAN PROFUNDIZAR SOBRE EL, DEJO EL SIGUIENTE VINCULO DE UN REPORTAJE DE UN CANAL FRANCES DE 51 MINUTOS: http://www.youtube.com/watch?v=5P-g9ghBloI&feature=related