Las dos anteriores publicaciones ex profeso fueron pensadas para avivar el fuego del corazón (…fuego de mi corazón…).
Una vez encendidas las hogueras tenemos el principal elemento para iluminar esta interpretación o esta visión desde el VerdequetequieroVerde.
Fuego necesario no solo para hablar acerca de la opera sino de cualquier obra de arte o para calentar nuestro propio libreto de vida, pasión y amor. Ay!!! y ojalá nunca se apague!!!
Sin duda que ya muchos conocen el argumento de la obra, mas sin embargo tomo uno bastante sucinto de la página Hágase la música:
“…La acción en Roma, año 1800. El pintor Cavaradossi ayuda a Angelotti, ex cónsul de la República romana que ha escapado de la prisión. Tosca, cantante y amante de Cavaradossi y muy celosa, cree que el pintor está manteniendo relaciones con la Marquesa Attavanti. El cruel jefe de policía Barón Scarpia arresta y tortura a Cavaradossi y aprovecha el amor y los celos de Tosca para que confiese donde se encuentra Angelotti; ante los lamentos y gritos de Cavaradossi, Tosca revela el escondite. Scarpia también manifiesta que sólo podrá salvar la vida de su amante dándose a él, y que a cambio él dará un orden de ejecución simulada para Cavaradossi. Tosca accede pero viendo un puñal en la mesa de Scarpia, lo toma y lo apuñala. Sale de prisa para unirse a Cavaradossi y contarle acerca de la ejecución simulada. Suenan los disparos y Cavaradossi cae muerto. Scarpia la ha engañado; descubierta y deseperada salta desde las murallas del castillo Sant'Angelo”
Aunque ya habíamos empezado casi por el principio mismo pasional de la obra demos un salto no menos pasional hasta el acto II y detengámonos en el policía Scarpia (el de la conquista violenta), si se notan coincidencias con las formas de sentimiento y pensamiento, del alma, con algunos de los representantes del poder mundial y local en la actualidad no hay que asombrarse.
Pongan atención en el vídeo al fuego de la chimenea, a la punta del cuchillo y a la capa roja de Floria...
(Sciarrone se va. Scarpia se sienta
otra vez a la mesa y se llena el vaso)
¡Ella vendrá por amor a su Mario!
¡Por el amor de su Mario...
a mi placer se entregará!
Los profundos amores
se igualan en las profundas miserias.
Sabe mejor la conquista violenta
que el melifluo consentimiento.
Yo no sé de suspiros
ni de lechosas albas lunares.
¡No sé tañer acordes de guitarra
ni horóscopos de flores,
(Con desdén)
ni poner ojos de pez
o arrullar como una tórtola!
(Se levanta sin alejarse de la mesa)
¡Deseo ardientemente!
La cosa deseada persigo,
me sacio, la tiro
y vuelvo a una nueva presa.
Dios creó beldades y vinos diversos.
¡Yo quiero degustar cuanto pueda
de la obra de Dios!
(Bebe. Entra Sciarrone)