Tarde Cálida
Tarde Cálida
“¡Gran astro! ¿Qué sería de tu felicidad si faltasen aquellos a quienes iluminas?”
Así hablaba Zarathustra
Del silencio a la inocencia. El silencio es el paisaje donde sale el sol de la inocencia, es allí donde despiertan en su pureza nuestros sentidos, donde vuelven a ser niños y donde pueden desbocarse de nuevo al juego. En los dos cuadros anteriores hay una sintonía de vibraciones, allí somos los pies de la tierra y del universo y nuestros pies son la tierra y el universo. La luz y la sombra se sienten como una corriente, como se siente la corriente del aire o cuando metemos los pies en una corriente de agua fresca. La vitalidad de estas dos obras crepita desde la arena dorada y desde el algodón ondeante de los vestidos. La base de este juego composicional no es la luz del sol, es la sensibilidad “¡Gran astro! ¿Qué sería de tu felicidad si faltasen aquellos a quienes iluminas?”.
En esta fiesta los ojos no son los invitados principales, el ser no gira en torno a su función, ellos más bien están en función del sentimiento, un sentimiento desprevenido que se desborda de acuerdo con el acontecer de la tarde y que orbita junto con la tierra alrededor del sol y con el juego del viento. Cuando se arroja una piedra hacia las aguas tranquilas y serenas de una laguna se ve el desplazamiento de las ondas hasta las orillas, con estas pinturas Adrián Gómez provoca un desplazamiento de ondas desde el centro de la sensibilidad, desde allí estructura una arquitectura de vida que se basa en las columnas de los pies femeninos.
A Amira de la Rosa
Tarde Luminosa
Convivio con el viento
Noche Luminosa
No hay comentarios:
Publicar un comentario